¿Vamos a hablar de luchar?
Asúmelo:
Somos una generación de acomplejados rebeldes,
por no poder serlo nunca.
Somos la que generación que ya nunca podrá levantar un puño dudosa.
Temerosa de las miradas ajenas.
Solo alentada por la suma de almas en alto.
Los que no nos rebelaremos con miedo ni rabia,
porque brota,
porque no podría ser de otra manera,
y ahí nos maten, si tocan las bocinas.
Lo más probable es que no nos hacinemos nunca en un sótano.
Sin lágrimas en las mejillas
por el miedo, por la rabia.
La generación del:
"cómo se nota que nunca has pasado hambre"
y nunca hemos pasado frío.
Lozanía eterna en nuestros huesos.
Sin embargo lloro cuando veo las fotografías.
Y sin embargo las historias se narran sin llanto ni sonrisa.
"Disciplina austera,
pobreza pagada"
dice Hemingway al vernos.
¿Quiénes seríamos tu y yo?
Llora por los niños:
Hay una niña pequeña en el metro
cogiendo colillas
entre los raíles
Sus hermanos pelean juntos.
Entre ellos.
La hermana mayor se dedica al contrabando
su cariño de matute,
por un plato de lentejas.
Y nosotros,
somos la generación del:
"Tú no sabes nada de la vida",
de hablar de lo que no sabemos.
Y sin embargo, aquí estamos.
Aquí está el nudo en mi garganta,
aquí está mi estómago cerrado,
aquí está la angustia en mis costillas.
Es la rabia
y es el miedo
del vencedor vencido.
Acomodados incómodos |
No estaría bien no mencionar a Joseph Kessel y a Jean Moral por regalarnos su memoria,
sin la que nunca habría escrito este texto.
sin la que nunca habría escrito este texto.
Espero hacerte más feliz si cabe en un día como hoy, 23 de abril, sabiendo que tu percepción diastémica está en mis manos, a salvo. Fue un regalo encontrármela en un rincón de Malasaña. Ha de volver a ti.
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