miércoles, 24 de febrero de 2016
Liberación de palabras vacias
Te perdono.
He venido a casa corriendo solo para vomitar aquí esas dos palabras.
Palabras que se me escapaban de boca para luchar por el libre albedrío,
que se supone, iban a conseguir tras la emancipación de cada letra.
La osadía me ha hecho escribirlas como si el hacerlo significase que son reales.
Pero solo tras su excarcelación,
me he dado cuenta de que da igual.
Que no importa una mierda si te perdono,
o si te sigo odiando un tiempo más.
Porque antes tengo
que perdonarme a mi misma.
Y no hay forma de que me perdone
la extrema tolerancia sin cabeza,
la fuerza de voluntad para callar
y todas las veces que me he tragado mis palabras y he puesto
la otra mejilla.
sábado, 20 de febrero de 2016
HASTA EL COÑO (parte 1)
No puedo escuchar más
audiopoemas de mujeres
idolatrándoles de esa forma.
Por favor, parad.
Se que no sois conscientes,
porque está en vuestra cabeza sin quererlo.
Pero si estas palabras ayudan en algo:
Pero si estas palabras ayudan en algo:
No quiero volver a escuchar
que él era el dueño de vuestras ilusiones,
que vuestro cuerpo le pertenecía en cada centímetro de piel,
ni que poseía todas y cada una de vuestras palabras.
que vuestro cuerpo le pertenecía en cada centímetro de piel,
ni que poseía todas y cada una de vuestras palabras.
No quiero escuchar que era perfecto,
ni que si su bondad...
ni su ternura...
Mucho menos de su protección,
de su hombría...
POR FAVOR, PARAD.
Los reyes no existen,
el amor tampoco.
Al menos no ese tipo de amor.
Yo las naranjas las quiero enteras.
Como yo.
el amor tampoco.
Al menos no ese tipo de amor.
Yo las naranjas las quiero enteras.
Como yo.
Nebulosa morada
lunes, 15 de febrero de 2016
Enronquecimiento, carraspera o afonía.
Afonía, lo llaman.
Te impide gritar,
y alzar la voz con fuerza.
Afonía, lo llaman.
Pero se siente como una mano que aprieta contra tu cuello.
Como una mano que ahoga tu grito.
Como una plancha caliente que no te deja respirar.
Me dijeron que callara.
Me dijeron que dejara de hablar.
Afonía, lo llamaban.
Pero yo sabia que de otra cosa se tenia que tratar.
Que mi cuerpo no me castigaría de esa forma.
Pero las palabras no brotaban,
y las ideas, con ellas, se acallaban.
Las ganas se hacían tan pequeñas...
hasta desaparecer.
El silencio te está matando.
El silencio. Asesino disfrazado de conformidad.
Hasta que levantas la cabeza y susurras 'basta' con el último hilo de voz.
Me dijeron que se llamaba afonía.
Estaban equivocados.
Te impide gritar,
y alzar la voz con fuerza.
Pero se siente como una mano que aprieta contra tu cuello.
Como una mano que ahoga tu grito.
Como una plancha caliente que no te deja respirar.
Me dijeron que dejara de hablar.
Afonía, lo llamaban.
Pero yo sabia que de otra cosa se tenia que tratar.
Que mi cuerpo no me castigaría de esa forma.
y las ideas, con ellas, se acallaban.
Las ganas se hacían tan pequeñas...
hasta desaparecer.
El silencio. Asesino disfrazado de conformidad.
Estaban equivocados.
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