miércoles, 13 de abril de 2016

Estados y pieles


Soy la sangre que se desliza por mis piernas
abrazando el agua hirviendo,
desapareciendo hasta llegar al sumidero.

Soy el asfalto bajo las ruedas de sus furgones.
Hinchándose y contrayéndose
cada noche, cada día, en cada estación.

Soy el vapor de mis espagueti ecológicos
parduzco integral,
que se pega en mis cristales
implorando libertad.

Soy el beso en los labios de dos amigos
que juntan sus rastas
para proclamar la tontería.

Soy la espuma del mar,
sin ser metáfora romántica.
Parte salada, parte petróleo,
porción de orina y heces
y un pedazo de símiles de liberación cuando amanece.

Soy una tecla golpeada hasta la saciedad,
firmando textos
que nunca dicen lo que quiere.

Soy el escupitajo del mendigo,
olvidado,
como él,
sobre la acera.

Soy la madera de una puerta
que soportan los cansados hombros y las lágrimas
de una anciana,
impidiendo que se abra
tras la gente gris.

Soy el agua sucia del cubo de fregar
400m² a 6000 el metro,
por un rostro ajado y sin sueños ya,
más que unas bocas
y sus estómagos llenos.

Soy el semen sobre su tripa,
tras aceptar cobrar un poco más
por un encargo especial.

Soy cada golpe contra la puerta
y cada caída por las escaleras.
Pero también cada piropo,
cada chiste rancio,
cada copa gratis.

Soy cada frontera cerrada
y cada girón de tela enganchado
en su alambrada de espino.

Soy cada mentira que te crees
viniendo de sus bocas, tan sucias...
como la leche agria que han mamado
para corromperse así.

Soy las caricias de unas manos arrugadas
de una abuela a su nieto,
tras darle la merienda y mandarle a jugar,
para no ver lo que sus callos ocultan.

.
..
...


Soy todas las cosas que se me ocurren
y mil más con solo pensarlas

Hoy siento estas cosas,
pero mañana...
quizás si,
quizás no...
Pero no las soy.
Ahora soy una pregunta,
que mi madre dice debería darme igual:
¿Por qué la empatía no es una cualidad innata?



Cabeza desagüe, vestido sangrante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario