Esto, me esta quemando.
Los derechos se tienen o no se tienen.
Ejercerlos o no, poco tiene que ver con tenerlos.
Y mucho menos, con convertirse en una restricción
de la libertad de opinión.
Os contaré una historia sin apellidos.
Sin detalles laterales.
A la abuela Enriqueta,
la obligaron a llorar por las calles,
a punta de pistola en la sien,
con la escusa de encontrar algún cochino
escondido en un desván.
Y al tío Delfino, al que todos llamaban Pin.
le fue perdonada la vida, de rodillas,
al final de una larga fila de compañeros,
gracias a ser joven y estar aprendiendo.
O por desgracia. Nunca lo tendrá claro.
El caso es
que da igual de donde fueran y que pensaran.
Da igual los nombres de los verdugos y de las victimas.
Sus nombres son los de todos.
Sus nombres son los de nadie.
Me esta quemando.
Pero es que tiene que quemar.
No se qué son peor,
si los malos que te esperas que sean malos,
o los malos que te esperas que sean buenos.
Todos, siempre son peores.
Por eso es mejor recordar las historias sin títulos,
sin ideologías, ni lados del muro.
Porque da iguaaaaaal.
Porque el rencor solo trae más odio.
Y no necesitamos más odio,
ni más ladrones, que ya son muchos.
Si alguien quiere tomarse una cerveza
y brindar por la humildad y sus militantes...
Yo el 26 de Junio, lo tengo libre todo el día.
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Os muestro mis ojos, para que oigáis mi voz. |