Qué bonito es verte amar
y mirarte sin rencor.
Qué bonito será abrazarnos
como nunca imaginé.
Cómo nunca imaginé
lo placentero que sería perdonar,
ni cómo el tiempo
filtró los recuerdos en mi boca,
que ahora paladeo en color rosa
y tienen ese regusto dulzón.
Sonreír con la felicidad
de un ser amado,
en un tiempo verbal imperfecto.
Regodeo en una alegría
que no podría ser la mía
pero sí es la suya.
Qué bonito es olvidar las hieles.
Tú me llamaste apicultora de utopías y locuras,
cuando esta es la miel
con más cordura que he probado.
Qué bonito es amar
y haberte amado.
Yo conmigo misma. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario