domingo, 21 de octubre de 2018

Aún no somos tan valientes


Vivimos bloqueados por el miedo.
Ya lo sabía pero el otro día me di cuenta.
Otra vez.
Que vivo bloqueada por el miedo.
El puto miedo.
El miedo al que dirán.
El miedo al ridículo.
El miedo a estar y de menos
y estar de más.
El miedo a perderme la vida,
mientras la vida se pierde.
Y eso que ya lo sabíamos
que no forma parte del valor vivir sin miedo,
sino convivir con él.
Pero aún así,
el puto miedo.
Todo el rato.
Y joder,
yo quiero más.
Quiero más.
Lo quiero todo.

Dicen que se ha acabado el verano
y con todo lo que hemos aprendido,
aún no somos tan valientes.
Pero ya queda menos.

Porque hace ya mucho que decidí que ibamos a ser gigantes.
Si si, nosotras.
Que cuando menos lo esperasen
iba a empezar a salir petroleo a chorros
y a empaparnos las caras.

Por eso, quiero que lo sepas:

Que nuestras lágrimas vienen de los mismos lagos.
Compartimos la sangre de una misma hembra.
La temperatura de este abrazo es la suma de tu vientre y el mío.

He sentido tu calor
He llorado tus ojos.
Hemos escuchado juntas los rugidos de las bestias salvajes
que aullan dentro.

Somos hermanas.


OSTRAKON


He soñado con una vasija griega rota
y en uno de los guijarros, ponía mi nombre.

Tengo que dejar de intentar parecer lo fuerte que quiero ser,
para ser como realmente estoy.
Vacía.
Encerrada en un cuarto muy pequeño,
en el que apenas quepo.
Intentando correr contra una pared.
Arañándome la cara con el ladrillo.
Yo sola,
con las uñas en el cemento.
Rompiéndolas.
Desangrándome por las manos.
Os las entrego.
Abiertas.
Las llagas.
Me las he hecho a mi misma.

Sufro y no tengo ningún motivo para hacerlo.
Me gustaría tirar de los hilos.
Descoserme y abrirme entera.
Quedarme en carne viva.
Ser cruda.
Ser frágil para romperme.
Hacerme muchos cachitos ridículos de mi misma.
Y entenderme.
Encontrar las parte podridas
y extirparme.
Y volver a construirme
para volver a ser fuerte.
Ser valiente para coger a la vida por la cara
y comerle la boca.
Como pareceis el resto.
Pero yo.
Ojalá volver al inicio.
Volver a la niña.
Volver a crecer.
Hacerme mujer de nuevo. 
Ojala encontrarme manchada de sangre
por primera vez. 
Doler por primera vez.
Arañarme las axilas por primera vez.
Sentir la presión de la primera vez.
La perforación de los agujeros.
La niña perforada.
Otra vez.
La primera.
Escribirlo una vez.
Contarlo la segunda.

Por eso empiezo este viaje.
Al interior de todas mis heridas.

Las buenas gatas se lamen a sí mismas.


Desobediencia edulcorada III


Ahora que por fin vivimos en la ciudad del futuro que nos merecíamos.

Ahora que ya puedes alquilar patinetes eléctricos y deslizarte por la ciudad con la corbata al viento para sentirte un poquito menos como todos los demás al ir a trabajar...

Ahora, somos más ovejas que nunca.
(ovejas cibernéticas, eso si)

Nos gusta tanto ser rebaño 
que nos inventamos al pastor.

Hablamos tanto de libertad
cuando no soportamos no ser esclavos ni un ratito. 

¿Qué nos pasa?

Que no dejamos de contarnos el cuento 
de los que aprendieron a volar y de los que no,
de los que rompieron las cadenas, y los que siguen encerrados. 
Como si escribirlo nos fuese a hacer crecer alas o algo así.
Como si, aunque tuvieras alas
no fueras a atar las cadenas al primer poste en la tormenta. 
No vayas a perderte. 

Como el que se tatúa la palabra 'free'
en la cara interior de su dedo anular
o debajo de una teta.
Como una declaración de intenciones.
Como si algo que es eterno,
fuese a hablarte de lo que significa libertad.

Solo es la zanahoria del burro.
La que nos ponemos delante 
para convencernos de seguir pastando.

Así que, por ahora, 
yo me conformo con gastarme los últimos veinte euros en otro libro de poemas
y un paquetito de cigarros.
E igual, 
con suerte,
me da para unas cuantas zanahorias. 


Aarhus


La reina de las amapolas


Para Miriam
Para Inés

Esta es la noche 
de todas las hojas caídas.
Amapolas nacientes.
Flores salvajes,
más resistentes que ninguna. 
Se juegan el tallo
porque en esta vida
hay que arriesgar.

Ella, Amapola, vive sin miedo.
Sabe que la muerte irá a buscarla
Princesa efímera.
Magia del instante pasajero. 
Poesía del momento presente.
Sostiene la belleza con los dedos un segundo
para dejarla marchar al siguiente.

Y aceptará su destino.
Aceptará marchitar.
Pero procura que el viaje sea largo. 
Largo y lleno de aventuras. 
Odiseas del ahora. 
Ulises de este tiempo. 

Reina salvaje
echándote el humo a la cara. 
Libre cuando anochece. 
Se oculta tras la Luna. 
Y juega a saltar en los charcos
de sus propios cráteres. 

Compañeras en el aquelarre.
Brujas con calderos de cobre.
Sacan al conejo de la chistera
y salen a cazar. 

Brotan donde quieren.
Florecen cuando quieren. 
Reparten la fruta. 

Joder hermana,
la vida es mucho más excitante
como la vivimos nosotras.