Me reconozco enamorada de nuestra generación de
acomodados incómodos
Deprimidos por tenerlo todo
y haberse dado cuenta de que no es nada.
Somos los que se quedan bebiendo en la calle,
lían sus propios cigarrillos
y llevan las ropas rajadas,
pero con el móvil en el bolsillo
y unas monedas sueltas para pillar un par de latas.
No se como decirlo,
que estoy enamorada de mi generación de imbéciles
adorables
capaz de ser feliz
y poblar todos mis rincones.
Porque decidimos juntarnos
y habitar espacios
con lo que tenemos en las manos.
Forjamos millones de historias apoyados a una barra.
Porque en los bares somos muy de barra.
Muy de barra.
De escenario
y de primera fila.
En los bares somos muy de bar.
De bar, de concierto, de garito.
Y de calle.
Somos muy de calle.
Marea y viento rojo,
de rabia que brota,
como el grito.
Somos muy de grito,
de canción, de poema, de obra viva.
Somos muy de lucha.
Y yo estoy enamorada de mi generación de luchadores
inconformistas
hartos de ser engañados en las urnas
recuerdan almas en los bares.
Hacen homenaje al pasado
dispuestos a recordar penas y sonrisas.
Caminamos juntos
porque somos muy de tender la mano
y dar el brazo.
Somos los que quisieron separar
y decidieron unirse
dispuestos a fracasar juntos,
a caerse abrazados
para volver a levantarse.
Aunque fallemos mil veces
seguiré enamorada de esta generación de apasionados rebeldes
porque somos muy de noche y muy de día
de rebeliones en los bares
con las armas que nos presta un micrófono
y de repetirlas en las calles.
Somos muy de celebrar la vida.
Somos tan de celebrar la vida
que incluso con la tristeza que cargamos
celebramos la vida y brindamos.
Mirándonos a los ojos como si nos entendiéramos.
Me reconozco enamorada de mi generación
porque, aunque todavía no lo conseguimos
ya somos muy de amar.
Y una vez tras otra,
no dejo de sentir
esta maldita felicidad,
que precede a la caída
pero que sé que volverá
cuando me levante.
Otra vez esta maldita felicidad
de saberme en una generación de amantes,
de locos enamorados,
muy de bar, de barra, de calle,
de lucha, de canción, de poema,
de amar.
Al final somos muy de amar,
y aquí celebramos el amor todos los días.
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